La dirección de arte y el diseño reinterpretan los principios de la estética Zen y los interconectan y superponen para buscar un espíritu orgánico, auténtico y terrible. Todas las fotografías son de Thito Gutiérrez.
Butoh, el derecho a la locura, aspira a despertar los sentidos del lector de manera sutil y sofisticada (shibu). Mediante el uso de materiales en su estado crudo, la encuadernación con costuras expuestas, la selección cuidadosa de papeles y de diferentes técnicas de impresión, se afirma en su identidad y evoca el shizen del arte nipón. Como el propio butoh, la propuesta trasciende lo convencional (datsuzoku): desafía las convenciones tipográficas y explora alteraciones formales de manera expresiva y espontánea.
La composición, de una irregularidad equilibrada (fukinsei), representa la naturaleza desafiante de la danza, su introspección y su espíritu crítico (seijaku). Ni los textos ni el diseño revelan las identidades documentadas; usan diferentes recursos para sugerirlas e invitar a la observación profunda (yugen).
Sencillo y directo, prescindiendo de recursos decorativos y enfocado en la claridad que devela la emoción del kanso; Butoh, el derecho a la locura, es un libro-objeto que invita a la contemplación.